La relación entre el consumo de carne y la religión está muy vinculada y es mundialmente conocida, principalmente en casos como el Cristianismo, el Islamismo, el Judaísmo, etc.
En el caso del Cristianismo, durante la celebración de la Semana Santa, concretamente el miércoles de ceniza, el primer viernes de Cuaresma y el Viernes Santo, se acostumbra a consumir pescado y evitar comer carne roja. Pero, ¿a qué se debe esta tradición? Según la Iglesia Católica, la carne roja representa el cuerpo de Cristo crucificado, por ello, los católicos deciden evitar comerla en Semana Santa para cumplir con las Sagradas Escrituras y conmemorar el sufrimiento de Cristo en la Cruz. Además, buscan honrar los deseos de Jesús relatados en algunos de los evangelios como, por ejemplo, el momento en que Jesús multiplica los panes y los peces, evangelio de Lucas (9:13).
Por otro lado, el Islamismo prohíbe, entre otras cosas, el consumo de la carne de cerdo de forma permanente, no solo en fechas puntuales como sucede en el Cristianismo. El término Halal es el empleado para referirse a los alimentos permitidos por el Corán y la Sharia, la ley islámica, por contra, Haram es el término que se utiliza para referirse a los alimentos no permitidos, entre los que se incluiría la carne de cerdo. La mención al cerdo se debe, de forma relevante, a la prohibición religiosa de la carne mortecina y la sangre que dicta El Corán.
En tercer lugar, el Judaísmo se guía por la cashrut en lo que a alimentación se refiere, debido a que designa aquello que es apropiado para ser ingerido por sus practicantes. Los alimentos aceptados por la cashrut se denominan casher o kosher, mientras que los no permitidos reciben el nombre de trefá o taref, entre los que se encuentra la carne de cerdo. La religión judía, concretamente en el Tercer Libro de Moisés, permite únicamente el consumo de animales terrestres que tengan pezuñas hendidas y rumien (vacas, ovejas, cabras, ciervos…), kosher, prohibiendo así aquellos que no cumplan estas dos condiciones, taref, como es el caso del cerdo. Además, también hace distinciones entre kosher y taref en cuanto a aves, pescados y mariscos.
Como conclusión, podemos afirmar que la carne de cerdo es el producto más polémico en lo que a culto religioso se refiere. Ante esto, puedo decir que me declaro abnóstico.
